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Despertando la musicalidad

DESPERTANDO LA MUSICALIDAD

No existe ningún ser humano que no sea musical. Todo el mundo es capaz de cantar afinado y de coordinar su cuerpo con el ritmo de la música. Mediante estas dos sencillas acciones: cantar y moverse, entramos de lleno en el universo sonoro de la música y podemos descubrir y desarrollar espacios interiores, que sin ese contacto quedarían inexplorados. No hay ninguna otra actividad humana, que estimule y coordine tan amplias y diversas zonas de nuestro cerebro y que por tanto tenga tanta repercusión en nuestro desarrollo personal. La musicalidad es esa capacidad latente que todo individuo trae a este mundo y que le permite conectarse con una potente energía creadora manifestada a través de la música. Y la musicalidad se despierta sencillamente entrando en contacto con la música viva lo antes posible en la vida.

La música debería ser tan básica en el desarrollo de un niño como lo son las habilidades motrices esenciales y el lenguaje. Para ello el niño, simplemente, debería estar inmerso, desde el nacimiento, en un entorno donde los adultos que le rodean interactuasen con él de manera musical y le diesen un ejemplo de musicalidad, ofreciéndole materiales musicales  de la suficiente riqueza, para que él mismo pudiese realizar sus aprendizajes.

Consideremos cómo aprenden los niños el lenguaje. Todos los recién nacidos escuchan hablar durante todo el día a las personas que les rodean. Así comienzan a absorber lo que oyen y a registrarlo en su cerebro mediante un complejo sistema de diferenciación y memoria. Pronto comienzan a vocalizar sonidos que imitan el habla y que incluyen sonidos de balbuceo que han sido descubiertos en numerosos idiomas. Aproximadamente a la edad de 9 meses, el niño ha adquirido la capacidad de articular con su propia lengua todos los sonidos necesarios para hablar el idioma de su cultura.

Cuando los adultos y los hermanos hablan a los niños directamente, le están ofreciendo una guía informal para aprender a construir palabras. Los niños no tardarán mucho tiempo en captar la lógica del idioma y comenzar a emitir palabras comprensibles. Usando estas palabras para comunicarse con otros, pronto empezarán a ser capaces de construir sus propias frases completas. Mucho más adelante aprenderán a leer y escribir aquello que comprenden con facilidad. El proceso completo de desarrollo secuenciado de los cuatro vocabularios- escuchado, hablado, leído y escrito, en este orden- comienza en el nacimiento y continúa hasta que el niño entra en la escuela. Y desde luego el proceso del habla no se limita a la imitación, sino que pasa por un proceso de creación de las propias frases, ajustadas de manera intuitiva a las reglas gramaticales del idioma. Los errores son siempre momentáneos, simplemente fruto de algo que aún no se ha captado del todo.

Desgraciadamente y aunque el proceso debería ser el mismo, no suele ocurrir así con la música. Los niños suelen llegar a una formación musical formal sin haber pasado antes una etapa previa de guía informal, donde hayan escuchado música, tenido la oportunidad de balbucear y de captar la lógica interna del lenguaje para emitir con su propia voz, ellos solos, patrones y frases musicales con sentido. La ausencia de esta base se compensa ofreciendo una enseñanza musical que consiste en establecer una relación superflua con la música, dándoles explicaciones sobre la notación musical y enseñándoles a tocar un instrumento desde la mecanización y la imitación.

 

CLASES DE MÚSICA PARA BEBÉS

Para ayudar a las familias que desean despertar la musicalidad de sus hijos desde el momento de su llegada a este mundo y que están dispuestos  a convertirse en la guía informal del aprendizaje musical de sus hijos, recuperando su tiempo perdido con la música, en Música con Corazón les acogemos dentro de una comunidad sonora, en la que pueden participar junto a sus hijos en un entorno lleno de música, juego y  relaciones humanas afectuosas, que aseguran un espacio de estímulo y disfrute permanente. Es una comunidad donde se le permite a cada niño crecer a su ritmo y sentirse seguro para mostrar su espontaneidad y su singularidad a través de la música.

En las sesiones de Jugando con la Música Bebés en Música con Corazón, las familias que asisten junto a sus hijos a la sesión semanal de 45m, observan como la profesora interactúa musicalmente con los niños y pueden ir aprendiendo a hacer lo mismo en la vida cotidiana. Así se habrá abierto una nueva dimensión de comunicación y disfrute entre los niños y sus progenitores, de la que todos saldrán beneficiados.

Las sesiones se realizan básicamente con canciones y ritmados cantados por la profesora, después también por los adultos cuando ya las conocen, en su mayoría sin letra, lo que permite que los niños puedan concentrarse plenamente en la percepción de la línea musical. Los materiales musicales son ricos y variados, con modos y métricas que comprenden todo el espectro musical de nuestra cultura y que facilitan el contraste necesario para un correcto aprendizaje. La música viene acompañada siempre de una actividad o juego, apoyada en ocasiones por un instrumento u objeto de juego, que capta la atención los peques y les estimula a ofrecer sus respuestas.

Después de la música y también entre medias de ella, se ofrecen espacios de silencio, tan importantes como la propia música, donde los niños tienen posibilidad de asimilar lo que acaban de escuchar y pueden dar sus respuestas. La profesora las recoge y comienza  una conversación musical, de extraordinario valor para la maduración musical del niño. También estas respuestas son una valiosa pista que la profesora sigue para conocer en qué momento de su desarrollo se encuentra cada niño y así poder ofrecerle el estímulo más apropiado en cada momento, lo que permite que la atención sea individualizada, aún dentro del grupo.

En etapas de aprendizaje posteriores, cada alumno tendrá la oportunidad de seguir desarrollando su musicalidad de la mano de las profesoras, que seguirán actuando como guías musicales.

 

LOS SIETE PRINCIPIOS PARA APRENDER MÚSICA CON CORAZÓN

Estos son nuestros grandes principios para aprender música y que nos diferencia de los sistemas tradicionales:

  1. Para aprender música usamos el oído y respondemos con todo el cuerpo, no usamos la vista y respondemos con el intelecto.
  2. Aprendemos con música expresiva y contrastada, todos los modos y las rítmicas posibles, no aprendemos ejercicios.
  3. Ponemos nombre a las cosas que hemos registrado a través del oído y no aprendemos teoría de la escritura musical.
  4. Aprendemos en profundidad basando nuestra atención en la repetición consistente de los aspectos más básicos de la música hasta que llegan a estar profundamente arraigados.
  5. Aprendemos mediante unidades de sentido musical (patrones rítmicos y tonales) y no descifrando notas sueltas.
  6. Aprendemos en clases grupales, dinámicas, motivadoras, llenas de energía, de juego y de aprendizajes significativos. Nunca se pide a alguien hacer nada de lo que aún no es capaz.
  7. La música primero la escuchamos, después la sentimos, captamos su lógica interna intuitivamente y finalmente creamos con ella nuestras propias ideas musicales. La improvisación es parte esencial del aprendizaje musical.

 

LA MÚSICA ES MOVIMIENTO, EMOCIÓN, ACTIVIDAD CREADORA

¡Sólo cuando aprendemos MÚSICA VIVA la MÚSICA brota de nuestro CORAZÓN!

 

Marisa Pérez

Fundadora y profesora de Música con Corazón