Arrinconado en aquel cuarto oscuro, polvoriento, humedecido por la falta de ventilación, sus teclas iban registrando en su amarillenta pesadumbre el paso del tiempo. Parece mentira tener que relatar, que aquel bello instrumento de veteada caoba construido con esmero hace ya largos años, jamás hubiese producido un sonido. Sus cuerdas...